CAPÍTULO III - SEMANA 2
"Amar el baile es en efecto un paso hacia el enamoramiento"
Pronto se iba a celebrar en Hertfordshire un baile público, y como era costumbre, los bailes eran un asunto de gran alarde ya que esta era la oportunidad de todas las jovencitas de conseguir un joven apuesto y adinerado con quien casarse.
Pronto los rumores de que el señor Bingley se haría presente en tal acontecimiento comenzaron a surgir pero también se dispersó el rumor de que éste no se presentaría solo sino, con un grupo de doce señoritas y siete caballeros. Era de esperarse que las muchachas Bennet se alarmaran al saber la cantidad de jovencitas que acompañarían al joven pues con tantas damas ya no habría necesidad de que los caballeros bailaran con ellas.
Sin embargo, cuando llegó el día del baile el grupo se había reducido a cuatro. Sus dos hermanas, el marido de la mayor y otro joven.
El señor Bingley en efecto era un joven atractivo y maravillloso. Su carácter era sencillo y sus modales modestos, además el rumor de ganaba alrededor de 4000 y 5000 libras al año, comenzaron a surgir en la habitación, pero el señor Darcy, su acompañante, pronto destacó en la sala debido a su aire distinguido, sus atractivas facciones y su noble semblante, a los pocos minutos de haber entrado a la sala ya se comentaba que tenía una renta de 10000 libras al año. El joven fue admirado durante la velada hasta que sus modales le despojaron de su popularidad.
Darcy se limitaba a bailar con las jóvenes presentes, en una ocasión hizo un comentario desagradable de la señorita Elisabeth Bennet, sin embargo, gracias al carácter de la joven, era capaz de no darle importancia a lo sucedido.
Durante la velada, la mayor de las Bennet tuvo la oportunidad de bailar en dos ocasiones con el apuesto Bingley, Catherine y Lydia habían tenido la suerte de no estar sin pareja, mientras que Elizabeth se había visto obligada a permanecer sentada durante los bailes debido a la escasez de hombres.
Al concluir la velada, las muchachas Bennet regresaron exhaustas a Longbour, el pueblo donde vivían, para luego compartir sus experiencias con su padre
Pronto se iba a celebrar en Hertfordshire un baile público, y como era costumbre, los bailes eran un asunto de gran alarde ya que esta era la oportunidad de todas las jovencitas de conseguir un joven apuesto y adinerado con quien casarse.
Pronto los rumores de que el señor Bingley se haría presente en tal acontecimiento comenzaron a surgir pero también se dispersó el rumor de que éste no se presentaría solo sino, con un grupo de doce señoritas y siete caballeros. Era de esperarse que las muchachas Bennet se alarmaran al saber la cantidad de jovencitas que acompañarían al joven pues con tantas damas ya no habría necesidad de que los caballeros bailaran con ellas.
Sin embargo, cuando llegó el día del baile el grupo se había reducido a cuatro. Sus dos hermanas, el marido de la mayor y otro joven.
El señor Bingley en efecto era un joven atractivo y maravillloso. Su carácter era sencillo y sus modales modestos, además el rumor de ganaba alrededor de 4000 y 5000 libras al año, comenzaron a surgir en la habitación, pero el señor Darcy, su acompañante, pronto destacó en la sala debido a su aire distinguido, sus atractivas facciones y su noble semblante, a los pocos minutos de haber entrado a la sala ya se comentaba que tenía una renta de 10000 libras al año. El joven fue admirado durante la velada hasta que sus modales le despojaron de su popularidad.
Darcy se limitaba a bailar con las jóvenes presentes, en una ocasión hizo un comentario desagradable de la señorita Elisabeth Bennet, sin embargo, gracias al carácter de la joven, era capaz de no darle importancia a lo sucedido.
Durante la velada, la mayor de las Bennet tuvo la oportunidad de bailar en dos ocasiones con el apuesto Bingley, Catherine y Lydia habían tenido la suerte de no estar sin pareja, mientras que Elizabeth se había visto obligada a permanecer sentada durante los bailes debido a la escasez de hombres.
Al concluir la velada, las muchachas Bennet regresaron exhaustas a Longbour, el pueblo donde vivían, para luego compartir sus experiencias con su padre
Nota 18
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